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Espacio público significa de todos y para todos

Por Gustavo Bennun
Especial para LA NACION

 

Respecto de la accesibilidad en los espacios públicos, tratar los desafíos que nos plantea la realidad separándola en materias, diseccionándola o abordándola desde compartimientos estancos nos impide tener una visión integral del problema y, como consecuencia, encontrar una solución integral al mismo.

Tratar con este criterio temas como el diseño del espacio público (de todos, para todos y construido con el dinero de todos) es, como mínimo, irresponsable. Los vados peatonales construidos en la ciudad durante los últimos veinte años, desconsiderando la realidad existente; el muestrario infinito de "soluciones" de señalización mediante las franjas de solado háptico; la delegación de la responsabilidad sobre la acera a los frentistas (¿por qué no se delegó también la calzada?) con el caos resultante para la circulación del peatón, son sólo algunos ejemplos de "soluciones" que surgen de mirar la realidad urbana en forma segmentada.

Políticas de inclusión

El espacio público es el escenario democrático por excelencia, y de su buen diseño depende que se produzcan encuentros respetuosos y tolerantes entre los ciudadanos.

El espacio público tiene una función educadora, y su proceso de diseño debe incluir nuestra formación como ciudadanos en cuanto a nuestras obligaciones y nuestros derechos. Esta formación podría comenzar por llamar calle a la calle y calzada a la calzada. La costumbre de llamar calle a la calzada no nos permite contar con un término para la totalidad del espacio entre fachadas, y esta falta de una idea integral para este espacio se traduce de forma evidente en la realidad construida: no existe tal espacio integral.

Por lo tanto, el espacio público debe ser gestionado por el Estado; el Estado debe garantizar su integridad, y su gestión debe ser una política de Estado y, como tal, trascender a la administración de turno.

Priorizar al peatón

La calle es el lugar de interacción entre peatones, ciclistas y conductores y su diseño debe priorizar al peatón por sobre el conductor.

El sistema de circulación peatonal debe ser continuo y jerarquizado, pero no debe analizarse sin considerar los requerimientos del tránsito en general y del transporte público en especial, además de las exigencias de evacuación de las aguas pluviales.

Algunas de las medidas que pueden aplicarse en este sentido son:

1) Elevación y ensanchamiento del área de espera para cruce peatonal. Se trata de un área no materializada que se genera cuando existen autos estacionados que le permiten al peatón avanzar unos pasos por la senda peatonal "protegido" por el primer auto estacionado. Su materialización además impide que se estacione sobre la senda peatonal.

2) Elevación de la senda peatonal al nivel de la acera afirmando la continuidad del itinerario peatonal y generando a la vez una reducción de la velocidad vehicular.

3) Construcción de una plataforma única eliminando la diferencia de nivel entre calzada y acera.

4) Elevación de esquinas completas en la intersección de dos plataformas únicas.

5) Construcción de plataformas para espera de colectivos.

6) Construcción de bicisendas jerarquizadas y continuas.

Accesibilidad

El espacio público debe construirse con materiales de buena calidad, larga vida útil y bajo mantenimiento; debe ser fácil de construir y fácil de reparar; debe ser seguro de transitar y, por lo tanto, accesible; debe ser económico en el largo plazo, cuando en la ecuación no sólo se incluye la inversión inicial, sino también los costos de mantenimiento, reparaciones, accidentes y demandas judiciales.

Como vemos, la accesibilidad no es más ni menos que una de las características que debe tener el espacio público y no tratarla como tal nos lleva a las visiones parcializadas de las que hablábamos al comienzo. El Estado y los arquitectos tienen la obligación de que los espacios y edificios públicos sean accesibles por el simple hecho de que la ciudad es para todos y que se construyen con el dinero de todos, que deben administrar eficientemente.

Esto no se logra "haciendo lo que pide la 962" una vez que ya no hay mucho por hacer, por dos motivos: primero, porque si hubiera un premio Nobel de Legislación, la ley 962 estaría muy lejos de ganarlo, y segundo, porque el buen diseño es accesible para todos.

El autor es arquitecto y titular de www. accesible.com.ar

Publicado por Arq. Juan Faggio
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